Talento para exportar
Gerardo Jara, en su calidad de Encargado del Departamento Audiovisual de la Universidad Columbia, es tan solo una de las muchas labores que desarrolla en este campo. Docente y realizador audiovisual, fue seleccionado junto con otros 24 cineastas alrededor del globo, para participar del Taller de Cine Ensayo, dictado por la directora japonesa Naomi Kawase, en San Antonio de los Baños, Cuba.
¿Cómo te enteraste de la convocatoria?
Me enteré de la convocatoria por las redes sociales, alguien compartió en alguna red social, creo que Facebook, y de a partir de ahí, le di seguimiento y me animé a participar.
¿Cómo hiciste para participar?
Escribí un correo a la EICTV, preguntando sobre los requisitos para poder participar. Me respondieron y después de unos días les envié lo que necesitaban. Pedían un currículo resumido, enlaces de algunos trabajos realizados y además algún proyecto personal que se enmarque dentro del cine ensayo. Después de unas semanas me enviaron otro correo para comentar que había quedado seleccionado.
¿Cómo fue la experiencia?
Muy gratificante. Considero que más allá de lo que se pueda rescatar del taller, la experiencia misma de ir a Cuba, a la EICTV y compartir con compañeros de diferentes países, permite no sólo observar una realidad diferente a la nuestra, el hecho de intercambiar miradas y experiencias es realmente muy enriquecedor. Además el estar alejado de muchas cosas, exige y permite dedicarse a reflexionar mucho sobre todo. El lugar es propicio realmente para poder crear libremente.
¿Qué conocimientos te gustaría compartir?
Cómo fue un taller bastante corto y muy práctico, creo que una de las ideas que se pueden rescatar es el hecho de ser auténticos en las obras que uno hace. La idea del cine ensayo de la que hablamos ahí, creo que tiene que ver con encontrarse a uno mismo en lo que quiere mostrar o contar. Entonces es como algo simbiótico, híbrido o transparente, uno habla o muestra algo, lo que fuese, pero en realidad está hablando o se está mostrando a uno mismo. Siento que por ahí giraba todo lo que hacíamos. No importaba demasiado la técnica, ni las herramientas con las que contábamos (es más, había de todo), sino que se sienta la voz de cada uno, y que esa voz sea sincera.
¿Cuándo y cómo nace tu interés por el mundo audiovisual?
Supongo que como muchos de mi generación, que crecimos consumiendo audiovisual, es ya algo que forma parte de nuestro crecimiento y de nuestra vida. Desde los dibujitos que veíamos en la tele cuando éramos niños, hasta el video de cómo cocinar en 10 sencillos pasos que están compartiendo en tu grupo de Whatsapp ahora mismo. Al crecer rodeado de ese lenguaje, uno lo adopta y lo utiliza para poder expresarse o comunicar algo.
En mi caso particularmente, cuando terminé la secundaria no tenía muy claro lo que quería hacer. Mi sueño era hacer dibujos animados y vivir de eso, pero en esa época era algo casi imposible. No había ningún lugar dónde aprender. Así que encontré otra opción donde se podían contar historias, si bien no eran animadas, era algo aproximado, y eso fue estudiando comunicación audiovisual. Luego empecé a trabajar en una productora de televisión, y así me fui sumergiendo en este mundo.