Estudiantes disfrutaron de la excursión a Tobatí
Lejos del ruido y el caos de la ciudad, Tobatí, la segunda localidad más poblada del Departamento de Cordillera, a pocas horas de la capital, deleitó con sus escenarios y paisajes a los estudiantes, quienes también aprendieron acerca de interpretación ambiental durante la travesía en la serranía.
Y si piensan que al inicio sería fácil, ya en la entrada nos encontramos con una empinada escalera de aproximadamente 120 metros para entrar en calor, con termo o botella de agua en mano para hidratarse durante los varios kilómetros, más la infaltable mochila viajera.
La primera parada fue Mbopicuá, uno de los tenebrosos atractivos, ya que como su nombre en guaraní lo indica, es una cueva en donde habitan varios murciélagos. Una vez sabido esto, los participantes de la excursión encendieron sus linternas y, para su sorpresa, encontraron varios mamíferos sobre sus cabezas, a tan solo centímetros de ellos, hasta se podía oír el característico sonido que emiten.
Antes de llegar al punto más conocido, cabe resaltar la presencia de pequeñas piscinas naturales en la zona, lugar ideal para captar imágenes con el reflejo del agua, debido a las condiciones puras y limpias en que se encontraba. También invita a refrescar y tomarse un respiro antes de seguir con el recorrido.
“Y si el mundo tiene forma de pelota, al arcoíris le puedo hacer un gol”, dice la canción Simplemente Fútbol; en este caso, nos referimos al Cerro Arco, cuya particular e imponente forma atrae a cualquier visitante. Resulta que literalmente “caminaron bajo agua”, pues, según la historia, estos afloramientos constituidos por areniscas, alguna vez estuvieron cubiertos por el mar.
De allí a la última riqueza natural de “El Rosado” fue un largo camino, pero que valió la pena. En la cúspide de la formación rocosa uno puede observar, tranquilo, relajado, el hermoso paisaje que ofrece “Yvytu Silla”. Últimamente se ha convertido en un sitio casi obligatorio para los turistas que acuden a la zona.
En esta actividad nos acompañó Rumi Brítez, de la Agencia Viva Tour, Columbia; el lugareño Rafael Portillo, quien no solo se encargó de ser el guía, sino también de construir un modesto mirador; José Colmán, por parte de Ybytyrusu y Bearnard Florentín, integrante de Guardaparques Voluntarios.