Firmeza y Acción, dos consignas para el erradicar la violencia contra la mujer.
El 25 de noviembre se celebró en todo el mundo el “Día de la no violencia contra la mujer”, graficada en la mayoría de los países como el #25N en esta oportunidad. En Paraguay no fue distinto porque las mujeres de organizaciones que levantan la bandera de la igualdad organizaron actividades en todo lo largo y ancho del país.
En esa misma fecha, pero en el año 1960, tres hermanas de apellido Mirabal, fueron asesinadas bajo el régimen dictatorial de Leónidas Trujillo en la República Dominicana, hecho que quedó en la historia e hizo que millones de mujeres de todos los continentes, año tras año, aprovechen ese doloroso episodio para denunciar los tipos de violencia que sufren en la cotidianeidad. Según la “Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer”, emitida el 20 de diciembre de 1993, “se entiende por violencia contra la mujer a todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
La Gerente de Innovation Hub de la Universidad Columbia del Paraguay Rumi Britez accedió a una entrevista para hablar un poco de lo que implica ser una mujer que ocupa un cargo de decisión en una institución educativa, de la misma manera, habló de su experiencia en otros países y algunos planteamientos para que la igualdad entre el hombre y la mujer sea una realidad en las organizaciones, instituciones y nuestra sociedad: “Hoy día existen países que están bastante avanzados en lo que son los programas de empoderamiento de la mujer, que se aplican en todos los espacios que la mujer ocupa, como lo es el ámbito laboral”, comenta Rumi, que tiene un título de Licenciada en Estudios Internacionales y otro de Emprendimientos y Desarrollo de la Mujer por la Metropolitan State University of Denver (EEUU)
Siguiendo con los puntos en los que enfatizó más la profesional, se encuentra la educación. Rumi cree que desde la educación inicial, la educación básica y la educación superior se deben implementar formas para que el involucramiento profesional de las mujeres y los hombres sea igualitario: “Las mujeres y los hombres tienen que discutir sobre la educación, la preservación, el trabajo, etc. Esto se tiene que dar en la misma medida, ni más, ni menos”.
El empoderamiento
En cuanto al empoderamiento de la mujer, Rumi se juega por extender el debate más allá de los círculos de las organizaciones para que se manejen los mismos conceptos porque o sino es complicado comprender los problemas: “Los programas de empoderamiento de la mujer siempre deben involucrar a todos y todas las personas, no solo las mujeres afectadas por hechos de violencia deben participar de esos programas, también los varones y otras mujeres tienen que ser parte de las discusiones” opina la entrevistada, quien tampoco olvida que existe un factor bastante determinante en la conducta de las mujeres que fueron o son víctima de violencia, dicho factor es la discriminación que generalmente recibe la mujer violentada, sea sexual, psicológica o laboralmente: “Muchas mujeres no denuncian que fueron víctimas de violencia porque hay temor a que la sociedad te excluya, que te responsabilice por lo que te pasó”, concluye.
“Hay que generar estímulos para que las mujeres podamos decir que podemos ser lo que queramos ser. Debemos ser firmes, solo de esa manera vamos a cambiar la sociedad”.
La consigna planteada por Rumi giró en torno a la aplicación de las teorias que se manejan en los grupos en los que se debaten sobre la igualdad entre el hombre y la mujer, ella cree que no se deben dejar las palabras al aire, sino buscar materializar las ideas: “Debemos aplicar las teorías, hay hipótesis y debemos aplicarlas, hay que preparar lineamientos de convivencia en el ámbito laboral para evitar que las mujeres sean víctimas de abusos, fortalecer los programas de empoderamiento e incentivar a que las mujeres cada vez más participen en política y que asuman responsabilidades en las empresas”, sentencia la profesional, sin embargo, no olvida mencionar que en Paraguay a pesar de que las mujeres que ocupan espacios de decisión representan una minoría cada vez va creciendo más.
Para culminar la entrevista, la gerente dejó un mensaje interesante y aprovechó para decir que en la Universidad Columbia siempre se trata de trasmitir confianza a las mujeres que desean explotar sus capacidades en sus respectivos ámbitos: “Hay que generar estímulos para que las mujeres podamos decir que podemos ser lo que queramos ser. Debemos ser firmes y accionar, solo de esa manera se generarán cambios que beneficien a todos.