Andrea Gandolfo, docente universitario y cineasta natal de la bella Italia, ofreció una breve entrevista acerca de su visión del cine paraguayo y acerca del escenario actual de la "industria" cinematográfica del país.

¿Cuáles han sido los trabajos más emblemáticos dentro de su carrera?

Yo diría que han sido varios. El primero que recuerdo es una película de ficción en la cual trabaje en Italia titulada “Le quattro volte” de Michelangelo Frammartino y que ganó el festival de Cannes en la sección de la Semaine de la Critique y fue un trabajo que me marcó mucho debido a la importancia de la película y por el proceso que se dio en la misma.

Después quiero recordar la película que me trajo a Paraguay, un  largometraje documental llamado “Paraguay fue noticia”,  sobre del caso de Ykua Bolaños y bajo la dirección de Ricardo Álvarez. Ésta fue una película importante que marcó un cambio en mi vida, no solo a nivel artístico sino a nivel país, porque con este proyecto me mudé a Paraguay y decidí quedarme a vivir acá.

En los últimos años, realicé una película de ficción: “Felices los que lloran” de Marcelo Torcida grabada en el 2014/2015. Agregaría también “Ore ru” un largometraje documental sobre la venida del Papa al Paraguay, dirigido por Armando Aquino y del cual puedo rescatar el recuerdo de un proceso muy lindo.

Finalmente, “Fuera de campo” de Hugo Gimenez, otro documental en donde se cuenta la historia del caso de Curuguaty, un trabajo que me gustó muchísimo hacer y que fue muy importante a nivel socio-político y ético enfrentar. 

Grandes presupuestos o pequeñas producciones independientes, ¿qué te gusta más?

Ambas posibilidades son interesantes. Los grandes presupuestos, obviamente brindan una película de un cierto tipo, por lo general son producciones “mainstream”,  con una extensión fotográfica de arte con grandes actores - normalmente famosos - pero la pequeña producción independiente tiene también un aire de frescura, de innovación y de posibilidad de jugar o experimentar, particularidades que normalmente a las grandes producciones por la cuestión económica no tiene. En líneas generales, la producción independiente tiene la libertad que las largas producciones lastimosamente no tienen.

Así que ambos tipos de trabajos tienen su encanto, sus pros y contras, no sabría realmente decidir.

¿Cuál es su experiencia dentro del cine nacional? Y con base en eso ¿qué factores positivos y negativos encontró?

Vivo en Paraguay desde hace 10 años, así que ese es el tiempo en que cual llevo trabajando en lo que es el cine nacional, tengo bastante experiencia.

El año pasado de las ocho películas que se entrenaron, mi post-productora trabajó en cuatro; trabajé en varias películas nacionales y participé de forma gremial en la lucha del desarrollo institucional del cine nacional. Soy uno de los fundadores de la Academia de Cine y por ende estoy involucrado en todo el espectro de lo que es esta industria en el país.

Entre los factores destacables, me gustaría comenzar por los positivos: en primer lugar, como en Paraguay el cine no es una disciplina muy desarrollada y no tiene una trayectoria de décadas como en otros países, todavía estamos y tenemos la posibilidad de construir un cine nacional a medida nuestra.

Todavía podemos construir una ley que pueda funcionar junto con instituciones dedicadas al cine; hacer que todo eso se trabaje en conjunto para que haya una industria cinematográfica nacional sólida y que de alguna forma refleje la identidad visual y sonora del país.

Por otro lado, está la posibilidad de experimentar en el cine nacional porque es un cine nuevo, abierto a muchas posibilidades. Yo creo que la energía juvenil  que hay en Paraguay, se ha perdido en otros países, en otras cinematografías que ya tienen una gran trayectoria en el tiempo.

En cuanto a lo negativo: aún falta una estructura tanto institucional como industrial -si gustáramos llamarla de ese modo- para que se desarrolle un cine que sea sustentable; todavía no hay una ley de cine o un instituto dedicado netamente al cine; todavía no hay un fondo realmente estructurado para la industria cinematográfica o una estructura industrial. Comienzan las casas de post-producciones,  hay toda una serie de estructuras industriales que se están creando que se encuentran en proceso de gestación; falta todavía un desarrollo de la comisión fílmica.

Básicamente es eso y por otro lado diría que falta todavía impulsar el punto de vista educativo a la parte conceptual, tenemos buenísimos técnicos actualmente en Paraguay.

Creo que con la nueva generación que se está formando ahora en la Universidad Columbia y en otras universidades e institutos de audiovisual del Paraguay, vamos a tener dentro  de muy pocos años la gente capacitada a nivel conceptual para enfrentar una visión del cine nacional, mucho más profunda y variada de la que tenemos hasta ahora.

¿Podría hablarnos brevemente sobre el corto de terror “Trinidad”?

“Trinidad” fue un ensayo, una prueba que quisimos hacer con una dupla de dirección, Sergio Colmán. Teníamos muchas ganas de experimentar un género que en Paraguay, en aquel entonces (2010), no se había experimentado mucho y que es un género comercialmente muy apetecible y considerando que a través de la faceta comercial se puede lograr decir mucho a nivel social, quisimos experimentar haciendo un pequeño ensayo.  Lo que filmamos, gustó y a partir de ese punto decidimos armar un corto más estructurado.

Filmaron parte del proyecto en mi vieja casa y otras partes en el interior del país; tratamos de buscar estéticas diferentes, una estética más documental para la primera parte y otra más de ficción para la parte central, intentando jugar con algunos elementos importantes  del género. Sobre todo la oscuridad y la tensión.

El corto no presenta muchos momentos de susto, momentos de sangre u horror, se trata más de la tensión psicológica que se crea constantemente, que trata de atrapar al espectador y que en un solo momento se libera el susto catártico. En este momento estamos planeando de convertir el corto en un largometraje, estamos trabajando en el guión, será un proceso que va llevar su tiempo como toda película pero pensamos que dentro de unos meses, un año podría realizarse el sueño de ver “Trinidad” como largometraje de terror.

¿Qué aspectos mejoraría dentro de la industria del cine en Paraguay?

Creo que son dos los aspectos que están fallando: por un lado hay que seguir con el fortalecimiento y construcción de la industria paraguaya, creando las instituciones necesarias, la ley de cine, las instituciones de cine y  fortaleciendo la institución educativa como las universidades y colegios. Por otro lado, a nivel educativo es necesario impulsar la teoría, logrando así que los nuevos profesionales no sean buenos técnicos sino también sepan manejar conceptualmente el lenguaje cinematográfico, esos son los dos puntos que para mí hay que fortalecer

“Lo institucional y el lado educativo del punto de vista conceptual, son de suma importancia.”

Desde que llegó a Paraguay ¿Qué fue lo que más le llamo la atención y que cambios vivió dentro de la industria del cine? 

Los cambios fueron radicales en el 2007, cuando llegué no había casi nada, no se había hecho casi ninguna película sino en mucho años anteriores y las que se habían realizado eran muy aficionadas, además del hecho de que no existían estructuras industriales de ningún tipo: casi no habían cámaras de cine, luces para alquilar y sobre todo había muy poca gente capacitada a nivel conceptual para enfrentar una narración en estética cinematográfica.

Hoy en día la situación es completamente diferente, en estos 10 años el desarrollo del cine en Paraguay fue abismal y se fue dando de forma rapidísima e increíble. Ahora hay a nivel industrial cámaras, luces, equipo de post producción, todo lo que uno realmente necesita para producir.

“En el área educativa: carreras de cine y carreras de audiovisual, con niveles excelentes y que están formando profesionales con conocimientos conceptuales, que a los próximos años van a poder tomar la posta del cine paraguayo y construir una mirada y una identidad nacional del cine.”