Voces que emergen desde Cine Columbia
¿Quién dice que en nuestro país no se puede sobresalir a través del arte? Quién crea esto, no conoce a Tania Cattebeke y Santi Eguia, ambos estudiantes de Cinematografía Columbia y finalistas –de entre más de 800 cortometrajes- en el concurso “Emerging Voices”, del Financial Times, en conjunto con la Fundación Oppenheimer. En esta breve entrevista, nos cuentan un poco más de ellos y sus trabajos: "Olia" y "Cuando el día nace", respectivamente.
¿Quiénes son Tania y Santi?
Tania: Mi nombre es Tania Cattebeke y tengo 25 años. Estudié psicología, yo soy psicóloga y cuando salí del colegio, quise estudiar cine ya que me gustaban ambas carreras; pero cuando terminé el bachiller, todavía no había una carrera de cine en Paraguay. La única manera de estudiar cinematografía, era saliendo afuera del país y en ese momento no tuve la oportunidad de hacerlo y me quedé.
Cuando se abre la carrera en Columbia, me encontraba en mi último año de psicología.
Siempre hice cortos, desde antes de entrar en la universidad. Si bien eran cortos simples, creo que así inician todos: “buscando su camino para contar historias”. A mi particularmente me interesa mucho el cine que deja un mensaje o una crítica social, ya que me parece que el cine es una herramienta poderosa para darle voz a las personas que necesiten decir algo y además, tocar temas que como sociedad nos competen. Eso es lo que me motiva para hacer cine y contar historias: “el cine es la boca de muchas voces que no pueden pronunciarse por sí solas”.
Santiago: Yo soy Santiago Eguia, tengo 26 años. Al igual que Tania, al salir del colegio también quería estudiar cinematografía, pero como esta no era todavía considerada una industria, necesariamente uno debía ir al extranjero a estudiar. Debido a esto, decidí seguir Administración de Empresas en otra universidad, sin embargo, al enterarme que se abría la carrera de cine en Columbia, decidí dejar lo que me encontraba estudiando. Estaba muy decidido a hacer lo que me gustaba.
Para mí el cine es escribir historias que le llegue a la persona; que le haga debatir consigo mismo, cuestionar si está bien su forma de pensar o en la que otro piensa y además, dejar un mensaje no necesariamente social.
En clases, una vez la profesora nos preguntó: “¿Por qué estudian cine?”, y nunca me voy a olvidar que respondimos que nos es suficiente contar lo que nosotros como cineastas sentimos o pensamos, ya que a través del cine, podemos llegar a muchos rincones del mundo.
¿Cuál fue tu inspiración para tu cortometraje?
Tania: En mi caso, “Olia” es un trabajo de presupuesto cero, hecho con fotografías y montaje sonoro. Este cortometraje, nació con de una inspiración diferente a mis demás cortos que pertenecían al género de drama. Un profesor me recomendó hacer algo de terror o de suspenso rompiendo lo que venía haciendo hasta ahora e intentar algo diferente, y fue ahí cuando exploré este género nuevo, al cual pertenece “Olia”.
Me inspiré principalmente en la historia de mi sobrinito: él tenía una niñera durante sus primeros años de vida, hasta que ella murió. Fue difícil para mi familia explicarle a un niño lo que en realidad había pasado y decidieron decir que solo había viajado lejos. Un día, sin embargo, mi sobrinito le cuenta a su mamá, que la niñera lo llamaba todas las noches con “su campanita”. Fue a través de esta historia, que me inspiré para hacer el corto con montaje sonoro como pieza clave.
Por otro lado, “Olia” es el nombre de uno de los personajes principales, inspirado igualmente en otro sobrino mío, con una historia similar. De hecho, las fotografías las hice con mi familia y sin ningún actor o actriz profesional; solamente la voz en off pertenece a una actriz.
Este trabajo nace en la clase de la profesora Andrea Gandolfo.
Santiago: Mi inspiración fue contar desde mi punto de vista, como es la cultura paraguaya, ya que creo que la misma contiene mucha magia. En el interior del país, sigue muy vigente la mitología y se respira el encanto mágico de estas historias; la gente convive con personajes desde su propia perspectiva. Es eso lo que yo quería mostrar, por medio de una historia que no está basada en ningún mito o leyenda paraguaya, sino más bien en una que puede ser interpretada como leyenda nacional. No intenta emular alguna historia extranjera.
Fue en el exámen final de la clase de guión del año pasado, que tuvimos que crear varios cortos, entre los cuales surge “Cuando el día nace”, mi corto. Fue realizado entre varios compañeros y en un período de un año, siendo dos días de grabación.
¿Qué buscás transmitir?
Tania: Principalmente contar la historia. Transmitir también parte de nuestra identidad como paraguayos, ya que la historia está narrada 100% en guaraní. De igual manera, reflejar la sociedad en la que vivimos, ya que el corto inicia con una mujer quien no tenía a quien dejar al cuidado de su hijo, al tener ella que salir a trabajar y considerando que el 40% de la población, cuenta con una mujer como jefa de familia. Si bien estos detalles son sutilezas, tienen “eso” que quiero contar; una crítica detrás de todo.
¿Qué opinan de la industria del cine nacional?
Tania: Es un proceso, porque para que pueda ser llamado “industria” tiene que generar lucro y creo que se está construyendo, si bien es un desafío conceptual establecerlo como tal.
Santiago: Cada vez que hay una película nueva, yo estoy muy al tanto de las críticas porque si una producción cinematográfica no está buena, a todos nos afecta. Yo celebro mucho el éxito de distintas producciones, independientemente a que hayan vendido o no mucho, porque ayuda al cine nacional.