Del trabajador manual a la economía del conocimiento
Del trabajador manual a la economía del conocimiento:
Transición observada en tres generaciones en Universidad Columbia del Paraguay
Roberto Cabrera Coenes
Universidad Columbia del Paraguay
Nota del autor
Docente de la Cátedra "Fundamentos de Administración", Carreras Empresariales, Sede España y 25 de Mayo.
rcoenes@hotmail.com
Resumen
El problema a investigar en este trabajo es determinar de qué manera se produjo la transición entre tres generaciones, llegando a actuales estudiantes de nuestra universidad, según las teorías de Peter Drucker y Andrés Oppenheimer referente a la evolución desde el trabajador manual hasta la economía del conocimiento. Fueron participantes de este análisis jóvenes del primer año de carreras empresariales, de las sedes España y Centro, en el segundo semestre del año 2014. Se encaró la investigación con un diseño metodológico no experimental descriptivo, usando un cuestionario, buscando informaciones de carácter socioeconómico. En los resultados se observa una clara transición a partir del trabajador manual hacia el trabajador del conocimiento con evolución positiva en la calidad de vida. En las conclusiones, encontramos un grupo de jóvenes que ya nacieron en el mundo de las tecnologías avanzadas de información y que naturalmente razonan y operan con las implicancias de lo previsto por los autores más arriba mencionados; un grupo al que se puede ayudar a que disminuya su mirada al pasado de gloria como particular tendencia latinoamericana según Oppenheimer, para que se dedique a estudiara y luego trabajar en plenitud dentro del modelo económico que propicia el desarrollo integral.
Palabras clave: Trabajador manual, Sociedad del Conocimiento, Economía del Conocimiento.
Del trabajador manual a la economía del conocimiento: Transición observada en tres generaciones en Universidad Columbia del Paraguay.
El problema a investigar en este trabajo es determinar de qué manera se produjo la transición desde los abuelos, a los padres, hasta los actuales alumnos de Universidad Columbia del Paraguay basado en la relación entre el modelo de educación y el ejercicio profesional.
Tiene relación con los principios encontrados en las ideas de La Sociedad del Conocimiento (creada por Peter Drucker) y la Economía del Conocimiento (difundida en años recientes por Andrés Oppenheimer), aportes intelectuales que señalan a un paradigma diferente como instrumento básico para crear valor y riqueza. Hacer una frase fuente para expresar la pregunta:
Así, la pregunta central de esta investigación es: ¿De qué manera se produjo la transición desde los abuelos, a los padres, hasta los actuales alumnos de Universidad Columbia del Paraguay basado en la relación entre el modelo de educación y el ejercicio profesional, o sea, del trabajador manual a protagonista de la economía del conocimiento?
Como un desprendimiento de lo anterior, nos proponemos dar respuesta a estas preguntas periféricas: ¿Cuál fue la progresión socioeconómica de los estudiantes investigados y sus familias, desde las generaciones anteriores hasta el presente, factible de ser observada?, ¿Cuál fue el nivel de involucramiento de las familias para el avance en educación de los hijos?
Este estudio adquiere relevancia a partir de las ideas presentadas originalmente por Peter Drucker en varios libros en los inicios de la segunda mitad del Siglo XX, y luego en los comienzos del presente siglo por el periodista Andrés Oppenheimer principalmente en su obra “Basta de historias”, por las cuales analizan el desarrollo socioeconómico de los países según la inversión que realizan en un proceso sostenido y de largo plazo en educación, dando especial énfasis en la investigación, la ciencia y la tecnología.
Estos autores nos llevan a comparar las diferencias socioeconómicas existentes entre las sociedades que han logrado migrar de la labor de tipo manual al trabajo basado en el conocimiento.
Drucker y la sociedad del conocimiento
Peter Ferdinand Drucker, nacido en Austria y residente en Estados Unidos desde el año 1937 cuando contaba con 28 años de edad hasta su fallecimiento en el 2005, fue un intelectual dedicado a la docencia y escritura de tratados sobre administración, sistemas de información y la sociedad del conocimiento. En varios temas relacionados a los campos citados, se adelantó a su época y dejó un valioso legado a los interesados en estas disciplinas.
Este autor habla en su libro “La sociedad postcapitalista” (versión en español, año 1997) sobre una de las grandes transformaciones del Siglo XX con la aparición de lo que él dio en llamar la Sociedad del Conocimiento. Afirma que esta nueva etapa en el mundo comienza con la Declaración de los Derechos de los Veteranos Estadounidenses al finalizar la Segunda Guerra Mundial, por la cual se otorgaba a todos aquellos que volvían de la guerra un fondo para realizar estudios universitarios. Esto dio lugar a un gran grupo de personas con formación académica superior que impulsaría grandes cambios en el país y luego en el planeta.
Además en la obra citada este autor se aventura a expresar que ese proceso de la Sociedad del Conocimiento iniciada con los veteranos que volvieron de la Segunda Guerra continuaría en desarrollo hasta el 2010 o el 2020, y él escribió esto posiblemente a inicios de los años 90 (Pg. 3). Es decir, tuvo una visión que se extendía hacia al futuro unos 30 años, y por lo que podemos observar en este año al escribir este ensayo (año 2015) no estaba muy errado.
Ya en su libro del año 1989, titulado “Las nuevas realidades”, Drucker afirmaba que en los países que se desarrollan, para acceder a buenos puestos de trabajo y mejor remuneración de manera creciente se necesita un diploma universitario. Esto iba relacionado a la transición del trabajador manual, a la producción industrial, y luego al trabajador del conocimiento.
Oppenheimer retoma el concepto
Uno de los autores que en los últimos años ha venido hablando con énfasis sobre la necesidad de que los países latinoamericanos dediquen mayor dinero y esfuerzo a la educación es el argentino Andrés Oppenheimer.
En libros, columnas de periódicos, en conferencias y entrevistas no ha parado de argumentar a favor de la Economía del Conocimiento, la cual es la causa de que los países ricos hoy día son aquellos que proveen servicios de alto nivel – cibernética, ingeniería, farmacéutica, etc. – en contraste con los países en vías de desarrollo que son aquellos que se dedican a explotar materias primas (2010, p. 49).
De hecho, en años recientes ha cobrado popularidad el concepto de Economía del Conocimiento, con el cual según el autor mexicano Héctor Robles Peiro se designa a países o sectores productivos que observan gran desarrollo por la producción y el uso dinámico de la información y la tecnología para crear valor (Robles Peiro, 2005).
Volviendo a Oppenheimer, en su libro “Basta de historias” (2010) este autor habla sobre la obsesión de los latinoamericanos por la historia en perjuicio de lo que tendría que ser uno de nuestros esfuerzos principales: optimizar nuestros sistemas de educación. Más aun cuando ya observamos de manera creciente que este Siglo XXI, afirma él, es y será el de la Economía del Conocimiento.
En contraste al hecho de que en nuestra región se observa una obsesión con el pasado, países asiáticos como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y China tienen puesta su mirada en el futuro. Ellos se concentran cómo volverse más competitivos, escalar niveles en la economía mundial y apuestan decididamente por la educación.
Por otra parte, este autor resalta el hecho de que las mejores universidades latinoamericanas figuran en los últimos puestos de los rankings internacionales de institutos de estudio superior. Igual situación se observa en relación al Informa PISA (Programme for International Student Assessment) o Programa Internacional para Evaluación de Estudiantes, donde se observa un bajo rendimiento de los estudiantes de secundaria de nuestra región en relación a los de otros continentes.
Otro parámetro que el periodista argentino resalta es el hecho de que los países latinoamericanos (junto con los de África) son los que menos invierten en investigación y desarrollo de servicios o productos de vanguardia, y con menor cantidad de patentes incorporados en los registros del mercado mundial.
Para tener una idea, en el año 2009 las corporaciones estadounidenses IBM y Microsoft registraron 4900 y 2900 patentes respectivamente, la surcoreana Samsung registró 3600, y todos los países latinoamericanos juntos registraron menos de 500 (Oppenheimer, 2010, p. 22).
Otra situación visible es que en nuestros países, desde México hasta Argentina, tenemos las vacaciones más largas del mundo. Según datos oficiales, el año escolar en Japón tiene 243 días, en Corea del Sur 220, en Holanda 200 y en Estados Unidos 180. Comparativamente según registros oficiales, en Uruguay los días de clases deberían sumar 155 días, en Argentina 180, en Chile 190, en Brasil y en México 200. Pero hay que agregar que en nuestros países estos números se reducen drásticamente por las frecuentes huelgas y paros (Oppenheimer, p. 29).
“Algo hicimos mal”
Algo muy interesante ocurrió en la Cumbre de las Américas del año 2009 realizada en Trinidad y Tobago. Cada uno en su turno, presidentes latinoamericanos como Rafael Correa (Ecuador), Cristina Kirchner (Argentina) y Daniel Ortega (Nicaragua), se encargó en descargar acusaciones y quejas en contra del gobierno estadounidense, representado por el recientemente electo Barack Obama.
En un momento dado correspondió la palabra al presidente de Costa Rica, Óscar Arias. Comenzó diciendo que en cada ocasión que los presidentes de caribeños y latinoamericanos se reúnen con un gobernante estadounidense aprovechan la ocasión para culpar al país del norte por nuestros males pasados, presentes y futuros. Sin embargo, dijo Arias que eso era un ejercicio estéril ya que desviaba la atención de las propias responsabilidades. “Algo habremos hecho mal los latinoamericanos”, dijo.
Continuó hablando y expresó que América Latina tuvo universidades antes que los Estados Unidos, agregó que a mitad del Siglo XX México era más rico que Portugal, Brasil tenía un ingreso per cápita más importante que Corea del Sur, y Honduras superaba a Singapur en riqueza per cápita.
Arias se preguntó mirando a su audiencia, “¿Qué hicimos mal?”. Respondió que en la actualidad en América Latina se tiene un promedio de escolarización de solo siete años, en cuanto recaudación de impuestos tenemos uno de los índices más bajos del mundo y se gasta absurdas sumas en armas y otros asuntos militares. Y terminó enfatizando en que los enemigos de Latinoamérica son la falta de educación y poca inversión en salud.
Lo intangible por sobre lo tangible
En la Economía del Conocimiento, dice Oppenheimer, se da el caso de que un programa de informática tiene mucho más valor que toneladas de materia prima. Por ejemplo, Google (multinacional estadounidense especializada en productos y servicios de internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías) vale cuatro veces más que el producto interno bruto de Bolivia.
Otro dato importante es que los hombres más ricos del mundo, como Bill Gates, Warren Buffett, Lawrence Ellison, Steve Jobs, ninguno de ellos acumularon gran cantidad de dinero comerciando materia prima. Más bien tuvieron gran éxito entregando al público productos intangibles. Con las naciones ocurre algo semejante: van al frente los que apuestan por la economía del conocimiento (p. 50).
El visionario del siglo pasado
A fines de los años 60 del Siglo XX, Peter Drucker escribió que se necesitaba un nuevo concepto de la información y una nueva comprensión del proceso de aprender y enseñar (Drucker, 1970, pg. 28). Y añadió que sin la computadora (que en esa época estaba en los comienzos de su desarrollo para el uso individual y particular) no se hubiera podido comprender que la información, como la electricidad, es una forma de energía.
Agregó que la electricidad para la época era la fuente de energía más barata, más extendida y la más manejable para el trabajo mecánico; pero que la información es fuente de energía para el trabajo mental (1968, p. 28).
Este autor también afirmó que las “industrias del conocimiento”, encargadas de crear y entregar ideas e información en vez de servicios y bienes, ya significaban en el año 1955 el 25% del producto nacional bruto estadounidense, y esperaba que para fines de los años 70 representaría el 50% del producto nacional total (p. 285).
Es decir, hasta la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos eran una economía de bienes, pero después de esta época fueron convirtiéndose en una economía del conocimiento. Y le era visible que para el trabajador del conocimiento le era cada vez más posible obtener una remuneración mayor que el obrero manual, agregándose el hecho de que obtenía una seguridad mayor en su trabajo.
Drucker fue el pionero, con varias décadas de anticipación, en concebir y difundir el concepto de Trabajador del Conocimiento. En su libro “Tha landmarks of tomorrow” (del año 1959) presentó a sus lectores el término Knowledge Worker con el cual introdujo al mundo una idea esclarecedora sobre un gran protagonista constructor de un nuevo tipo de sociedad.
Este intelectual habla del “trabajador del conocimiento” definiéndolo como un individuo quien recibe un salario para hacer realidad en su labor lo que aprendió en el aula de clases, más que invertir en obras su energía física o su destreza manual.
En la obra “La sociedad postcapitalista”, escrita a inicios de los años 90, este autor lanza otro de sus notables presagios:
…también creo muy probable que en los próximos diez o veinte años haya milagros económicos nuevos y sorprendentes en que los países pobres y atrasados del Tercer Mundo se transformen de la noche a la mañana en potencias económicas de rápido crecimiento…..Todos los elementos de un rápido desarrollo están dados en las áreas costeras urbanizadas de la China continental…éstas tienen un enorme mercado doméstico, una población altamente educada, con grandísimo respeto por el aprendizaje… (p. 15).
Y efectivamente el gigante asiático sorprendió al mundo con un pujante desarrollo en los comienzos del presente siglo y continúa su avance en todos los órdenes. Pero además rescatamos algo especial que el autor puntualiza como uno de los factores para el desarrollo de la China, su aprecio por la educación y el aprendizaje, algo que también Oppenheimer destaca en el libro que “Basta de Historias”.
La economía del conocimiento
En el último decenio del Siglo XX nuestro autor también afirmaba que aún no entendía del todo como se comportaba el conocimiento como recurso económico y que aún no contaba con una teoría acabada sobre el asunto, aunque reconocía su necesidad. Y afirmaba que imperiosamente se precisaba una teoría económica que pusiese al conocimiento en el centro del proceso de producción de riqueza (1993, p. 200).
En su libro “La gran ruptura” (1968), Drucker presenta cuatro principios fundamentales de la economía del conocimiento:
1. La labor en relación al conocimiento no conlleva la extinción del trabajo. El obrero manual se va a su casa al final de la tarde a descansar, pero el trabajador del conocimiento lleva tareas a la casa.
2. El conocimiento no conspira en contra de la habilidad, al contrario, se ve obligado a adquirir nuevas destrezas.
3. El conocimiento constituye una real revolución, ya sea en la productividad laboral como en la vida privada del trabajador.
4. Se verán cada vez más ofrecimientos de trabajo relacionado a la economía del conocimiento especialmente en las grandes corporaciones (p. 289).
Drucker nos ayudó a comprender que la aparición del trabajador del conocimiento alteró profundamente lo que hasta ese momento significaba ser un empleado. Como ya se señaló, desde fines de la Segunda Guerra Mundial la base de la economía estadounidense migró del trabajo manual al de conocimientos.
Es interesante que hasta la finalización de la Guerra Civil de los Estados Unidos (año 1865), especialmente hasta que aparecieran los trabajos de Frederick Taylor con su teoría administrativa, no se tuvo en cuenta el trabajo manual y al trabajador manual. Con los escritos de este ingeniero, y los de su colega europeo Henri Fayol se estructuró un sistema para gerenciar la labor de los trabajadores.
Así, expresó Drucker, un gran objetivo de la segunda mitad del Siglo XX era hacer productivo el trabajo del conocimiento, tal como hacer productivo el trabajo manual fue la gran tarea de fines del Siglo XIX de la mano de Taylor y Fayol.
En cuanto a la economía del conocimiento y la labor universitaria, Drucker también tiene algo que decir. Señaló que la investigación más que conocimiento produce información. Con una buena labor de organización se puede conducir la información a resultados finales, con los cuales se obtiene finalmente el conocimiento.
Ya a mitad del Siglo XX afirmaba que para el cambio de paradigma con el conocimiento, se requerían grandes cambios en la universidad, dejando de lado antiguos hábitos, tradiciones y orgullos, adoptando nuevas políticas.
Para finalizar esta visión panorámica sobre las deducciones de Peter Drucker, resaltamos su idea de que en la sociedad del conocimiento la gente tiene que aprender a aprender. En el mundo que se viene se exigirá el aprendizaje toda la vida, es decir, será imperioso desarrollar una disciplina del aprendizaje. Y afirma: “…hay una cosa que podemos predecir: el cambio más grande será en el conocimiento, en su forma y en su contenido, en su significado, en su responsabilidad y en lo que significa ser una persona educada” (1997, p. 238).
Método
El problema a investigar en este trabajo es determinar de qué manera se produjo la transición desde los abuelos, a los padres, hasta los actuales alumnos de Universidad Columbia del Paraguay basado en la relación entre el modelo de educación y el ejercicio profesional.
Fueron participantes de este análisis, jóvenes del primer año de carreras empresariales, de las sedes España y Centro, en el segundo semestre del año 2014. Tenían entre 18 y 35 años; 49 mujeres y 41 hombres.
De la encuesta participaron estudiantes de Universidad Columbia del Paraguay de las sedes España y Centro, con edades comprendidas entre 18 y 35 años. El grupo mayoritario estaba compuesto por aquellos entre 18 y 22, siendo los de mayor número los de 19 años.
Se observó una mayor participación del grupo femenino en relación al masculino. 49 mujeres y 41 varones.
Antes de realizar una consulta a los estudiantes se realizó con ellos un estudio sobre el libro “Basta de historias” de Andrés Oppenheimer, luego respondieron a un cuestionario resultado del cual se observan los gráficos de las páginas siguientes.
Se encaró la investigación con un diseño metodológico no experimental descriptivo, buscando informaciones de carácter socioeconómico de parte de los estudiantes.
Resultados
Figura 1. Nivel de Educación de los abuelos
Según los datos que se observan en la Figura 3, hay números bastante semejantes en relación a la cantidad de abuelos y abuelas que cursaron la primaria, secundaria y universidad respectivamente.
Figura 2. Nivel de educación del padre y de la madre
Al observar la Figura 4, comparándolo con el de los abuelos visto antes, disminuyó el número de los que solo cursaron la primaria, y aumentó el número de quienes quedaron con el diploma de secundaria y de aquellos que cursaron la universidad.
Figura 3. Nivel socioeconómico de los abuelos
Figura 4. Nivel socioeconómico de los padres
En relación al nivel socioeconómico, comparando la situación entre abuelos y padres, se observa que disminuyó el número de aquellos con un nivel bajo, aumentó el número de la clase media y algo llamativo, disminuyó el número de las familias de clase alta.De todos modos, se ve una mejora en el nivel socioeconómico de una generación a otra.
Figura 5. Nivel de involucramiento de los padres en la Primaria
Figura 6. Nivel de involucramiento de los padres en la Secundaria
Estas respuestas fueron solicitadas a los estudiantes considerando la observación de Oppenheimer sobre la importancia del involucramiento de los padres orientales en la educación de sus hijos.
Figura 7. Nivel de involucramiento de los padres en la universidad
Figura 8. Corriente mayoritaria en el Siglo XXI
En la Figura 10 se observa la concepción de los estudiantes sobre la realidad de los países desarrollados y cuál es el modelo hacia el cual se deben orientar.
Figura 9. Necesidad en las universidades latinoamericanas
Andrés Oppenheimer señalaque las sociedades quese desarrollan en ciencia y en tecnología son aquellas en las que se reconoce que aún falta mucho por avanzar y trabajan duro para ir creciendo. La Figura muestra el nivel de comprensión de los estudiantes sobre este punto de vista.
Tabla 1. Educación de abuelos y padres
Primaria | Secundaria | Universidad | |
Abuelo | 45 | 31 | 10 |
Abuela | 44 | 32 | 9 |
Padre | 17 | 47 | 25 |
Madre | 18 | 45 | 28 |
En estos números se puede apreciar una evolución positiva en el nivel de educación desde los abuelos a los padres de los alumnos encuestados. Y dado que el número de estos fue de 90, la progresión continuó en franco aumento.
Tabla 2. Nivel socioeconómico de abuelos y padres
Bajo | Medio | Alto | |
Abuelos | 33 | 53 | 5 |
Padres | 7 | 83 | 1 |
En lo que al nivel socioeconómico se refiere, los números de esta tabla también revelan un crecimiento desde los abuelos a los padres. Es de esperar una proyección positiva en este aspecto para los alumnos.
Comentarios
La edad promedio de los estudiantes encuestados es de 21 años, con lo cual podemos deducir que en su mayoría nacieron en los años 90 del siglo pasado. A partir de esto podríamos estimar que los padres de estos estudiantes nacieron en los años 70. Y más atrás en el tiempo, por lo que se observa en los gráficos, en su mayoría los abuelos no tuvieron una educación contando como instrumento las computadoras ni el internet.
La generación que nació en los años 70, al llegar a la educación media y universitaria ya participó de los inicios en el Paraguay del uso de los ordenadores con conexión a internet. Con esto, constituyen el grupo de migrantes digitales
Sin embargo, los actuales estudiantes son los típicos nativos digitales, que ya nacieron sumergidos en los avanzados procedimientos informáticos. Para estos jóvenes el uso de los variados dispositivos con conexión a internet les resulta en extremos familiar y les es muy fácil acompañar su dinámica evolución.
Lo que Peter Drucker observó en los Estados Unidos a mitad del Siglo XX, el paso del trabajador manual al trabajador del conocimiento, es lo que se puede ver en este análisis de una transición similar que toma forma a fines del siglo pasado en Paraguay desde los abuelos, a los padres hasta los actuales estudiantes de nuestra universidad.
En lo que respecta a la contribución de Andrés Oppenheimer con su propuesta de avanzar desde una sociedad obsesionada con su historia a otra con actitud centrada en la Economía del Conocimiento, podemos ver que la actual generación de estudiantes son tierra fértil para sembrar en ellos el interés en consolidar su formación académica, haciendo su mayor esfuerzo por la mejora de la educación en lo personal, en lo institucional y lo nacional.
En cuanto a la progresión socioeconómica de las tres generaciones estudiadas, es visible en los Gráficos que con la transición del trabajador manual hacia el trabajador del conocimiento se verifica una mejora paulatina en los variados aspectos de calidad de vida. Esto es observable en los tipos de jóvenes que asisten a una universidad privada como la nuestra (ver Tablas 1 y 2).
En relación al nivel de involucramiento de los padres en la educación de los hijos, se ha observado las respuestas de los estudiantes. Quizá lo más relevante en este aspecto sea el hecho de que estos jóvenes tomen conciencia de lo que ellos deben hacer cuando se casen y tengan sus propios hijos.
Sobre las respuestas que los jóvenes dieron a las preguntas sobre cuanto aprendieron del libro “Basta de historias” y su énfasis en la economía del conocimiento, se puede ver que algo comprendieron y retuvieron. Pero también, un objetivo mayor detrás de esas preguntas era ayudarles a que adquieran sensibilidad e interés en incorporarse con decisión a todo lo que implica la Sociedad del Conocimiento (según Drucker) o la Economía del Conocimiento (según Oppenheimer).
De ambos autores recibimos un legado: el desafío de disminuir nuestra mirada hacia el pasado de gloria y dedicarnos con entusiasmo a caminar hacia el futuro, basados en la construcción de una educación integral y ética.
Referencias
Drucker, P. (1970). La gran ruptura: Perspectivas socioeconómicas para el mundo del futuro. México D.F.: Editorial Roble.
Drucker, P. (1995). Las nuevas realidades. Buenos Aires, Argentina: Editorial Sudamericana.
Drucker, P. (1997). La sociedad postcapitalista. Bogotá, Colombia: Editorial Norma.
Oppenheimer, A. (2011). ¡Basta de historias! Buenos Aires, Argentina: Editorial Sudamericana.
Robles Peiro, H. (2005). La economía basada en el conocimiento. Recuperado de www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n49/bienal/Mesa%2012/HectorRobles.pdf